Todas nuestras personas queridas y en especial los que no están entre nosotros,
nos dejan recuerdos especiales. La comida que nos preparaba nuestra madre, indudablemente era la mejor y guardo recetas, como un tesoro en mi memoria.
En el día de la fiesta de Santa Lucía, mi madre, se
pasaba todo el día haciendo torres de panqueques de manera ingente, solamente como único y especial plato.
Superponía capas de crepes con, tomate en finas lonchas,
otra capa de lechuga e intercalando jamón y queso, huevos duros, pimientos
asados, etc , repetía la operación en sucesivas capas, bañadas de mayonesa
casera.
No invitaba a nadie, pero a la hora de la tarde ya
empezaban a llegar a la casa sus hermanos, primos y sobrinos, no
necesitaban una invitación previa, iban y listo.
Ya sabíamos que año tras año, y solamente en la fiesta de Santa Lucía, había que ir a cenar a la casa
de la Aurorita, que con maestría exquisita nos ofrecía este manjar irrepetible.