Hace mas de 50 años se reunieron prestigiosos cocineros franceses, el tema a discusión era “la mejor forma de cocinar carne, en menor tiempo posible...”.
Resultó nefasto para el resto del mundo, contagiaron con la estupidez de arrebatar y quemar con fuego la superficie de la carne para que no se escapen sus jugos, h.d.la.gran p..
Uno de los cocineros dijo “ ...no podemos asar la carne como los argentinos porque tardaríamos demasiado tiempo y los clientes no esperan......” y mas tarde, otro añadió “......verán como dentro de 50 años la gente comerá carne cruda, porque lo decimos nosotros....”, mentira absoluta, habría que denunciarlos por genocidio cárnico.
Han convencido al viejo mundo y no soporto ver como disfrutan de esa carne sangrante, insulsa y aburrida, el tiempo se encargará de desenmascarar esta mentira.
Quieren que participemos del boicot corporativo de filosofía rojiza con cocineros sin tiempo y sin escrúpulos.
No van a lograr cambiarme la opinión, ni lograran que mis jugos gástricos se tengan que acostumbrar a esta cruda anomalía.
Un minuto, vuelta y vuelta, al plato, puaaaaaghhhh!!!.
Cuando se da un golpe de calor fuerte, las terminaciones nerviosas se encogen y la carne queda dura como una alpargata. Este secreto lo conocen solo algunos privilegiados.
Miguel, mi amigo, me dijo entre sollozos: “El dorado celestial....” y añadió “...ni siquiera Miguel Angel en la cúpula de la Capilla Sixtina a logrado estos dorados”, señalando con cariño una punta de espalda sobre las brasas de quebracho vallisto, mientras el entrañable Vicente mimaba con cuidado la carne ...despacio ...despacio ....dentro de 1 hora y media comemos, nos decía.
Hacía 3 años que no comía un asado decente y la emoción me impedía mirar este color sublime en toda su dimensión, por culpa de mis ojos vidriosos....pero fui feliz, felicidad que se da cada dos o tres años cuando visito mi San Juan.
Resultó nefasto para el resto del mundo, contagiaron con la estupidez de arrebatar y quemar con fuego la superficie de la carne para que no se escapen sus jugos, h.d.la.gran p..
Uno de los cocineros dijo “ ...no podemos asar la carne como los argentinos porque tardaríamos demasiado tiempo y los clientes no esperan......” y mas tarde, otro añadió “......verán como dentro de 50 años la gente comerá carne cruda, porque lo decimos nosotros....”, mentira absoluta, habría que denunciarlos por genocidio cárnico.
Han convencido al viejo mundo y no soporto ver como disfrutan de esa carne sangrante, insulsa y aburrida, el tiempo se encargará de desenmascarar esta mentira.
Quieren que participemos del boicot corporativo de filosofía rojiza con cocineros sin tiempo y sin escrúpulos.
No van a lograr cambiarme la opinión, ni lograran que mis jugos gástricos se tengan que acostumbrar a esta cruda anomalía.
Un minuto, vuelta y vuelta, al plato, puaaaaaghhhh!!!.
Cuando se da un golpe de calor fuerte, las terminaciones nerviosas se encogen y la carne queda dura como una alpargata. Este secreto lo conocen solo algunos privilegiados.
Miguel, mi amigo, me dijo entre sollozos: “El dorado celestial....” y añadió “...ni siquiera Miguel Angel en la cúpula de la Capilla Sixtina a logrado estos dorados”, señalando con cariño una punta de espalda sobre las brasas de quebracho vallisto, mientras el entrañable Vicente mimaba con cuidado la carne ...despacio ...despacio ....dentro de 1 hora y media comemos, nos decía.
Hacía 3 años que no comía un asado decente y la emoción me impedía mirar este color sublime en toda su dimensión, por culpa de mis ojos vidriosos....pero fui feliz, felicidad que se da cada dos o tres años cuando visito mi San Juan.
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