viernes, 23 de marzo de 2018

GARBANZOS DE PASCUA

Potaje de vigilia




Según la tradición católica, los viernes de cuaresma no se puede comer carne. Excepto si pagabas una bula a la iglesia, en cuyo caso, por lo visto, el pecado se esfumaba y podías atiborrarte a comer carne sin remordimiento alguno. Y aunque es verdad que hoy esta prohibición se ha ido perdiendo, si ha dejado rastro en las costumbres gastronómicas. El potaje de vigilia es un gran ejemplo. Con ingredientes humildes a la vez que sanos y nutritivos, este guiso tan completo seguramente acabo convirtiéndose en una fiesta gastronómica en las cocinas de muchos hogares que buscaban la solución a los días sin carne. Y el bacalao resultó ser una gran solución y, en muchos casos, una buena excusa para comer algo de pescado. Aunque pueda parecer un plato muy potente es mucho más ligero que otros potajes con carne, chorizo, patatas... Una receta que, con o sin bula, no puede faltar en estos días de Semana Santa. 
Ingredientes 
200 gr. de cebolla o puerro 300 gr. de garbanzos 300 gr. de espinacas o acelgas 2 dientes de ajo 300 gr. de bacalao desalado 100 gr. de tomate 2 rebanadas de pan tostado 4-6 huevos 500 - 800 ml. de agua o caldo de pescado Pimentón de la Vera Pimienta negra Aceite de oliva virgen extra Sal 


Preparación 
Ponemos agua en un cazo al fuego y, cuando rompa a hervir, ponemos con cuidado 4-6 huevos (dependiendo si nos gustan mucho o preferimos encontrar menos en el potaje) y los dejamos a fuego medio durante 10 minutos. Reservamos. Lavamos bien los garbanzos, que habremos dejado en remojo durante 12 horas. Los ponemos en una olla o cazuela y los cubrimos con agua. Los dejamos cociendo 1-2 horas hasta que estén tiernos (dependerá del tipo de agua y de garbanzos) o 15-20 minutos con olla rápida. También podemos usar garbanzos ya cocidos, pero que sean de la mejor calidad posible. Ponemos un poco de aceite en una sartén con los dos ajos enteros pelados, y removemos un par de minutos. Añadimos las dos rebanadas de pan (una si es muy grande) y lo doramos un par de minutos más. Sacamos el pan y el ajo del fuego y reservamos. Picamos fina la cebolla o el puerro y sofreímos hasta que esté pochado. También picamos el ajo y lo añadimos al sofrito. Echamos una cucharadita de pimentón de la Vera y removemos. Pelamos y trituramos los tomates, los añadimos al sofrito con sal y pimienta. Lo dejamos 10 minutos a fuego bajo, removiendo de vez en cuando. Después, lo retiramos del fuego y trituramos el sofrito con ayuda de una batidora o robot de cocina, y lo añadimos a la olla de los garbanzos cuando estén cocidos. Si lo preferimos, también podemos dejar el sofrito sin triturar. Añadimos más agua a la de cocción de los garbanzos. Tambén podemos usar caldo de pescado, entre 500-800 mililitros, según el tamaño de la cazuela. Hacemos un majado con el pan tostado y 2 de las yemas de los huevos que habíamos reservado, y con un poco de aceite. Añadimos la pasta de pan con yema al caldo. Este paso es opcional pero conseguirá que el caldo se espese un poco. Añadimos a la olla las espinacas y el bacalao. Lo dejamos cociendo unos 15- 20 minutos a fuego medio. Probamos y corregimos el punto de sal. Apagamos el fuego. Picamos en trozos pequeños los dos huevos sin yema, y el resto de huevos los partimos por la mitad. Los añadimos al potaje o los ponemos directamente en los platos después de servir.






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